El papa Francisco fue el primer pontífice perteneciente a la Compañía de Jesús, también conocida como los jesuitas.
Es una de las órdenes religiosas más prominentes de la Iglesia católica, con aproximadamente 15,000 sacerdotes, hermanos y novicios de más de 110 países.
Su alcance se extiende desde prestigiosas universidades en capitales mundiales hasta humildes albergues para migrantes en sofocantes aldeas selváticas, todo en pos de la misión encapsulada en su lema: “ad majorem Dei gloriam” (“para la mayor gloria de Dios”).
Como respondiendo a una pregunta implícita sobre quién es un jesuita, el papa Francisco… afirmó que «el jesuita es un servidor de la alegría del Evangelio» en cualquier misión que emprenda, escribió el superior general de la orden, el reverendo Arturo Sosa, en su mensaje a sus compañeros jesuitas tras el fallecimiento de Francisco.
Historia y presencia global de los jesuitas
La orden fue fundada en el siglo XVI por el español san Ignacio de Loyola, cuyos “ejercicios espirituales” siguen siendo un clásico de las prácticas contemplativas católicas. Desde sus inicios, enfatizó el alcance misionero e internacional de la orden.
A lo largo de los siglos, los jesuitas se han forjado una reputación en el ámbito académico y educativo, fundando escuelas y universidades en todo el mundo, incluyendo la Universidad de Georgetown en Washington y la Pontificia Universidad Gregoriana, que atiende principalmente a clérigos, monjas y seminaristas en Roma.
Lejos de los círculos académicos, los jesuitas también han liderado con frecuencia iniciativas de primera línea para ayudar a los marginados, atendiendo en numerosos puntos fronterizos de América y a refugiados de conflictos y crisis humanitarias en todo el mundo.
Esa capacidad de moverse entre las élites sociopolíticas y los más marginados ha sido un sello distintivo de los jesuitas desde su fundación, afirmó el reverendo Bruce Morrill, sacerdote jesuita y profesor de teología en la Universidad de Vanderbilt en Tennessee.
“Dios es glorificado donde los seres humanos son salvados”, dijo Morrill, resumiendo el vínculo entre las misiones educativas, espirituales, de justicia social y humanitarias de los jesuitas.
El ministerio jesuita con refugiados y migrantes, una prioridad para Francisco
El Servicio Jesuita a Refugiados se fundó en 1980 para responder a las crecientes necesidades de quienes escapaban de las secuelas de la guerra de Vietnam.
Desde entonces es una de las organizaciones más activas a nivel mundial en la ayuda a refugiados, solicitantes de asilo y migrantes, independientemente de su fe. Defender a los migrantes fue una de las principales prioridades de Francisco.
En ese sentido, existen grupos de la Red Jesuita de Migrantes y del Servicio Jesuita a Migrantes activos en muchos países, que brindan atención humanitaria, legal, psicosocial y pastoral a las personas desplazadas por la violencia o el hambre.
También atienden a las familias que los migrantes dejan atrás. Casi dos docenas de migrantes partieron de la zona circundante a un pequeño pueblo en las tierras altas de Guatemala, mayoritariamente indígenas, sólo para morir en el camino a México y Estados Unidos en recientes tragedias masivas.
Los padres y hermanos de los fallecidos dijeron que los jesuitas fueron el único apoyo constante.
El reverendo Michael Gallagher, sacerdote jesuita y abogado, atendió a 13, 000 migrantes el año pasado en El Paso, Texas, donde su iglesia operaba un albergue a pocas cuadras al norte de la frontera entre Estados Unidos y México. Ahora está cerrado debido a la enorme disminución en los cruces fronterizos.
“Todos nos sentimos muy apoyados por su constante afirmación de la importancia de los migrantes”, dijo Gallagher sobre Francisco. “Su constante enfoque en la humanidad y la dignidad humana de todas las personas, especialmente de aquellas a menudo demonizadas, es una de sus contribuciones más duraderas”.
También en Texas, el reverendo Brian Strassburger, otro sacerdote jesuita, dirige los Ministerios Fronterizos Del Camino en el Valle del Río Grande y ha visitado con frecuencia albergues cercanos en México.
Describió a Francisco como un “gran pastor y peregrino” que puso “la defensa de los migrantes en el centro de su papado” desde el principio hasta su último mensaje de Pascua.
Luchas y controversias políticas a través de los siglos
En un momento dado de la historia, los jesuitas fueron, en cierto modo, refugiados: el papa Clemente XIV, cediendo a la presión de los intereses políticos europeos en 1773, ordenó la disolución de la sociedad. En 1814, otro papa restableció a los jesuitas, quienes retornaron de inmediato a su vocación educativa.
Hace apenas dos años, el gobierno de Nicaragua confiscó la Universidad Centroamericana, administrada por jesuitas, que había sido un foco de protestas masivas contra el presidente Daniel Ortega. Su represión de la libertad religiosa ha sido ampliamente condenada.
Durante la guerra civil de El Salvador, la Iglesia intentó mediar la paz entre el gobierno y quienes se rebelaron contra él cuando, en 1989, soldados asesinaron a seis jesuitas en el campus de la Universidad Centroamericana en la capital del país.
Muchas comunidades en México aún lamentan el asesinato en 2022 de dos ancianos sacerdotes jesuitas en las remotas montañas Tarahumaras a manos de un líder de una de las bandas criminales mexicanas.
Los jesuitas también han sido blanco de controversias, desde abusos en antiguos internados para niños indígenas en Canadá y Estados Unidos afiliados a la orden, hasta un caso reciente que involucra a un famoso exartista jesuita.
El mes pasado, la orden anunció reparaciones a unas 20 mujeres que afirmaron haber sufrido abusos sexuales, psicológicos y espirituales por parte del reverendo Marko Rupnik, expulsado por los jesuitas en 2023.
Fuente:
diariolibre.com