Miedos, sueños, tristezas y la ansiedad que vivió durante el proceso de ser elegido papa, fueron parte de los temas que Francisco abordó durante una entrevista concedida al periodista argentino Nelson Castro, para publicarse tras su muerte.
El sumo pontífice falleció a los 88 años la mañana del pasado lunes 21 de abril en el Vaticano tras una enfermedad respiratoria que lo mantuvo hospitalizado por más de un mes. Murió a causa de un accidente cerebrovascular y será sepultado este sábado 26.
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa en 2013 cuando tenía 76 años. El pontificado de Francisco se extendió por 12 años
Una historia que publica el medio Infobae.com indica que el papa dijo durante la entrevista que sintió mucha “paz” cuando resultó electo al cargo en el cónclave de cardenales en el 2013.
“La primera elección fue muy dispersa”. Durante ese tiempo, tenía “mucha paz y rezaba el rosario tranquilo”, contó.
El fallecido papa recordó en la entrevista que el cardenal Claudio Hummes, que estaba a su lado, le dijo: “No te olvides de los pobres”, y fue así que eligió el nombre Francisco.
“Me quedé pensando en los pobres, los pobres… pá! y San Francisco”, acotó.
También, refirió que el religioso lo tranquilizó mientras transcurrían las votaciones hasta que salió electo y se produjo la “fumata blanca”
“No te preocupes, el Espíritu Santo actúa así”, le dijo el cardenal.
Francisco también compartió detalles sobre sus sueños y su capacidad para dormir. “A veces sueño cosas lindas, recuerdos, pero no cosas que me torturen”, subrayó y reconoció que no era de soñar mucho durante la noche.
Sobre su rutina de dormir dijo que se acostaba a las 9:00 de la noche y que leía hasta las 10:00 de la noche. Se despertaba a las 4:00 de la madrugada. En la ocasión reveló que poseía un “reloj especial” en su cerebro, que lo hacía despertarse tres minutos antes de que su despertador sonara.
El dolor que le causaban los pobres y los ancianos fue otro tópico del cual el papa Francisco habló. “Los chicos que están muriendo de hambre, y en países que podrían solucionar el problema. Chicos soldados, el problema de los niños y de los ancianos abandonados me toca mucho”, confesó al periodista.
De la neurosis indicó que había que tomarla “como una compañera de vida». “Hay que cebarle mate (en referencia a la bebida) a la neurosis, hay que acariciarla. Son compañeras de toda la vida”.
Agregó: “Una vez leí un libro que me reí a carcajadas: “Alégrese de ser neurótico”. Conviene uno saber en dónde le chillan los huesos. ¿Dónde chillan los huesos espirituales? Donde le pica el mate… La neurosis es querer hacer todo rápido, ¿no? Frenate. ‘Festina lente’, decían los antiguos… apurate despacio. Uno las va reconociendo».
En cuanto a la ansiedad, planteó que “la tenía domada”.
“Tenemos que estar atentos a las neurosis, porque son partes constitutivas de las personas”, remarcó.
La dictadura lo llevó al psiquiatra
Otro tema que abordó durante la entrevista fue cómo lo marcó la dictadura militar en su país (Argentina/1976). Sobre el episodio expresó que lo llevó a acudir a una psiquiatra:
“Fui a ver una señora, era una gran mujer, me ayudó con explicaciones y consejos”, relató. “A hondazo limpio me aconsejaba. Fueron seis meses que me ayudo muchísimo. La doctora Rubel, una gran mujer”, comentó y planteó la importancia de este conocimiento para ser un buen religioso.
“Creo que todo sacerdote debe saber algo de la psicología humana. A veces algunos saben por sabios. Estudiar psicología hoy es necesario para pastorar”, consideró el papa.
“Me ayudó para clarificar con algunas cosas, ciertos mecanismos y miedos que me venían. Imagínese, llevar escondido en el auto de atrás a uno, tapado con una frazada y pasar tres controles de Campo de Mayo desde Buenos Aires a San Miguel. La tensión era difícil, ¿no?», comentó.
Un momento que lo marcó fue la muerte de sus padres, episodio que le produjo un dolor profundo, como a la mayoría de las personas.
“Tristezas he tenido muchas, situaciones de dolor humano. La muerte de papá, de mamá; son tristezas hondas, de familia. O son tristezas o preocupaciones de momentos históricos que nos tocó vivir. A veces me manejaron ellos a mí. (Hay que dejar) que se vayan. El dolor, usted sabe cómo es. El dolor, si uno es auténtico con el sufrimiento, (piensa) ‘estoy sufriendo’, pero el sufrimiento no se va”, indicó en la entrevista.
“Me hace daño guardar rencor”
En la entrevista también dijo que no era persona de guardar rencor.
“Me arrabio (sic), como dicen acá, a veces digo ’pucha, ¿por qué pasó esto?, qué salame’. Pero de ahí no pasa, no guardo rencores”, explicó. “Por ahí hay una cosa me disgusta, que sé yo, o me la callo para siempre sin rencor o lo enfrento, me hace daño guardar rencor”, agregó.
Fuente:
diariolibre.com